
Anoche, antes de dormir, entré a mi habitación y encontré a una de mis hermanas, Estefanía, contándole un cuento a la más pequeña, Fátima. Mientras la niña leía, proyectaba sombras en la pared representando a los animalitos del cuento.
Pronto Fátima se quedó dormida, así que Estefanía continuó leyendo para sí aquel que dijo era su cuento favorito. Decidí hacerle compañía un rato, así que tomé "Tempestades de acero" de Ernst Jünger y me dispuse a leer también; pronto me interrumpieron mis propios pensamientos, recordando cuáles habían sido mis cuentos preferidos de niña. En la biblioteca de casa de los abuelos a veces leía las versiones originales de las pésimas adaptaciones de Disney para el cine, historias de "Las Mil y una Noches", cuentos de piratas, intenté leer "El Príncipe" de Maquiavelo sin entenderlo, así como "La Divina Comedia".
Pero entre los cuentos que más me impresionaron está uno en especial (aparte de "La niña de las zapatillas rojas" de Andersen) y es la historia de "Barba Azul", de Charles Perrault. Este relata la historia de un noble que había enviudado siete veces por causas muy extrañas, a veces por accidentes, otras, por enfermedades desconocidas e incurables. Pero la realidad, dentro del cuento, era que él mismo había asesinado a sus esposas, manteniendo sus cadáveres en la torre más alta de su castillo.
Perrault suavizó de esta manera una historia verídica: la del noble francés Gilles de Rais, quien en sus fortalezas torturó y mató a decenas de niños.
Dice de él Georges Bataille en "Las Lágrimas de Eros"
Sade conoció a Gilles de Rais y apreció su crueldad: Rodeaba con sus brazos a los niños que yacían ya sin vida... hacía que los de rostro y miembros más hermosos fueran mostrados, y ordenaba que abrieran cruelmente sus cuerpos, deleitándose a la vista de sus órganos internos. Tales palabras me privan de la posibilidad de no estremecerme: Y muchas veces, mientras los niños agonizaban, se sentaba sobre su vientre y se regocijaba viéndoles morir de este modo, y se reía con los llamados Corrilaut y Henriet... (sus sirvientes).
Corrilaut y Henriet... se dice que eran ellos quienes salían a buscar a los niños para entregarlos al señor de Rais, con la promesa de hacerlos pajes. Pobres niños. Esta idea me hace pensar en otro cuento, "Hansel y Gretel", también aterrador, de niños hambrientos engañados por una bruja, promete darles de comer pero lo que piensa hacer es comérselos a ellos.
Con tristeza y coraje pienso en todos los "Barba Azul" que andan sueltos por el mundo, en todos los niños y niñas que han sufrido y sufren por su causa, en aquellas personas que abusando de su poder abusan también de los niños. Es un hecho tristemente actual, que no desaparece.
Por otra parte, pienso en los cuentos supuestamente dirigidos a niños y en lo poco inocentes que son. En realidad creo que no hay una tal literatura infantil, tal vez hay cuentos que los niños pueden leer, pero no hay cuentos propiamente para niños, a menos que sean ellos quiénes los escriban.
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P.D.: Como algunos de ustedes saben, yo soy una de esas personas extrañas que quieren que la filosofía (o vaya, el filosofar) esté al alcance de los niños, por lo menos en las escuelas... ¡y ahora resulta que en México ni siquiera los preparatorianos llevarán algo así como una Introducción a la Filosofía, o que sé yo! Qué bárbaros, me cae.
¿Alguien tiene una idea de que podemos hacer ante este panorama?
Un saludo a todos y ¡Feliz día del niño!